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Nunca fuimos modernos

Shadow Man se escurre en nuestro inconsciente moderno. Las figuras del artista expresionista pop Richard Hambleton se cuela en la tapa de un disco icónico de la apertura democrática allá por 1983: Clics Modernos. Alli Charly nos relata desde Nos siguen pegando abajo (pecado mortal), No soy un extaño, Los Dinosaurios……… las coordenadas de la moralidad de una época (la constitución subjetiva del sujeto que refleja los prejuicios, la discriminación y las vinculaciones heteronormados) como la denuncia sobre la implacable dictadura. Quizás por eso, Charly caminando por NYC se topa con las producciones de Hambleton y las hace suyas » podrían representar vigilantes o peligrosos o las sombras de un cuerpo humano después de un holocausto nuclear, o incluso mi propia sombra. Pero lo que los hace emocionante es el poder de la imaginación del espectador» .

Su vinculación desde el Sur con » Los siluetazos» es un casi simultánea . Estamos frente a la acción colectiva que  tuvo lugar el 21 de septiembre de 1983, a partir de un proyecto original de Rodolfo Aguerreberry (1942/1997, docente y artista), Guillermo Kexel (1953, diseñador, serígrafo y artista) y Julio Flores (1950, docente y artista) . Las mismas constituían expresiones de las artes visuales  que condensaban las diversas manifestaciones estéticas callejeras ligadas a los desaparecidos, desnudando el proceso de la dictadura militar (1976-1983).

Hambleton cataliza una época en donde el arte conceptual (y no graffiti ) se vuelca en la calle, sale de los «muros» de las galerias inspirando a diferentes artistas como Bansky JR y Blek le Rat.

Charly nos desafía salir del canon conocido , del registro de época al igual que Latour. Éste nos invita a desafiar la bifurcación que heredamos de la modernidad con el propósito de registrar el modo en que los modernos experimentan su propio mundo. Salir de las dicotomías (bien/mal – sujeto/objeto) para adentrarse a analizar las relaciones entre humanos y no humanos, postulando que la modernidad nunca comenzó (al menos no como la imaginaban los modernos) puesto que nunca funcionó bajo las premisas fundamentales de la constitución moderna: separar los «hechos» (naturales) de los «intereses» (sociales). Aún así, el costo que han debido pagar aquellas entidades que no comparten completamente la humanidad de los modernos parece haber sido demasiado alto y lo suficientemente real como para socavar nuestra antigua confianza en las instituciones: “quizás no haya un planeta que resista esta versión de la modernidad” sentencia Latour.

Latour argumenta que la modernidad no es un estado fijo de la sociedad, sino más bien una narrativa que se ha construido a lo largo del tiempo y que ha sido utilizada para justificar la superioridad de Occidente. La modernidad se basa en la idea de que existe una separación clara entre la naturaleza y la cultura, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre el sujeto y el objeto. Esta separación se utiliza para justificar la dominación del hombre sobre la naturaleza y la creencia en el progreso y la racionalidad como valores universales (algo que Charly desarma desde siempre). Bajo el sonido de Pubis Angelical (que recomendamos su escucha atenta) hacemos foco en un track particular : Monóculo fantástico . Allí se hace presente esta sensibilidad compleja en donde se presenta un bals del 1700 ejecutado desde el presente (generando sensaciones diversas sobre una posible flecha del tiempo : hay un antes o un después (?)).

Como mencionamos, en Latour, las separaciones siempre son falsas ya que la naturaleza y la cultura están entrelazadas . Asimismo, Latour cuestiona la idea de que la razón y la ciencia son neutrales e imparciales ya que la ciencia es un proceso social, siendo influenciada por factores culturales, políticos y económicos.

La modernidad ha llevado a una deshumanización y homogeneización del mundo, lo que nos ha conducido a la pérdida de la diversidad cultural (por este motivo presentamos en el Teórico presencial el caso de los Yanomami de Claudia Andujar que hoy se presenta en The Shed en NYC) y la creación de una sociedad globalizada (desde los 90 esto ha sido un bombardeo constante). El proceso mencionado construyó una referencia sobre la idea de control humano llevando a una separación artificial entre los seres humanos y la naturaleza.

Nunca fuimos modernos presenta la idea de que la modernidad no es una condición natural o universal de la sociedad, sino una narrativa histórica que se ha construido para justificar la hegemonía occidental. En lugar de adherirse a esta narrativa, Latour aboga por una comprensión más compleja y conectada del mundo, en la que la naturaleza, la cultura y la ciencia están interconectadas y se deben abordar en conjunto.

Presenta la teoría del actante como una forma de analizar cómo las cosas y las personas se relacionan entre sí en el mundo real, sin hacer distinciones artificiales entre lo humano y lo no humano. En lugar de ocurrir en la naturaleza o la cultura, Latour argumenta que debemos analizar los actores y sus relaciones en una red para entender cómo se producen los efectos en el mundo. Como mencionamos, la teoría del actante es una herramienta para entender la complejidad de las relaciones entre actores humanos y no humanos, y cómo estas relaciones influyen en el mundo en el que vivimos. Esta teoría es una forma de superar la dicotomía artificial entre lo humano y lo no humano , comprendiendo la interconexión del todo en la red de la vida.

Aquí el ppt que compartimos en clase que guio nuestra conversación:

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